Hace casi 150 años, la familia Fonseca decidió cultivar agave en el pueblo de Atotonilco, en los Altos de Jalisco, para abastecer a los tequileros de la región. En los años 80, debido a la escasez de agave, decidieron arriesgar y comprar la destilería La Tequileña, cuya bonita historia se remonta a más de cien años.
De esta manera, Don Fulano nace de la ilusión por recuperar un producto artesanal, con todas las vicisitudes que supone elaborar un tequila natural y auténtico , y representa la máxima esencia de la destilación en Jalisco, con este tequila clásico de la más alta categoría.
Don Fulano Reposado expresa el más fino equilibrio entre la frescura del agave y el carácter que le confiere un largo reposo, de un mínimo de 8 meses.